"La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas." Miguel Ángel

sábado, 5 de junio de 2010

RELOJES AUTOMATICOS: MOVIMIENTO SIN FIN


Cuando lucimos en nuestra muñeca un reloj con movimiento automático, generalmente no sabemos que portamos una verdadera proeza técnica. Numerosas invenciones producto de la participación de importantes maestros relojeros ha debido ocurrir a lo largo de la historia para llegar a los modelos actuales.

Un reloj automático es aquél que está provisto con un mecanismo que permite su continua recarga (cuerda), derivada del movimiento de la muñeca de la que se sujeta, sin necesidad de actuar sobre la corona. Estos mecanismos se unen a una masa excéntrica de media luna, que, por la gravedad de la tierra, siempre tiende a girar hacia abajo a la mínima oscilación, lo que activa una serie de móviles que transmiten esta rotación al volante de la carga y a su correspondiente muelle.


Movimiento Mecánico

Según apuntes del maestro Breguet, se cree que la autoría del primer reloj automático corresponde a un jesuita que vivió en el siglo XVII. No obstante, otras fuentes afirman que la idea provino de Alemania a finales del siglo XVIII, y parece ser que hubo una querella entre un eclesiástico francés y un relojero vienés por atribuirse la paternidad de este invento.


Abraham Louis Perrelet

El primer relojero que quiso realizar un reloj dotado de movimiento automático fue Abraham Louis Perrelet, quien en 1770 creo un mecanismo para el que utilizó una masa semicircular sin amortiguación, con el centro de oscilación en el centro de la platina del reloj. Tras el, otros maestros de la relojería entre los que se encuentran Louis Recordon y Abraham Louis Breguet se dedicaron a esta complicación para mejorarla técnicamente.


Abraham Louis Breguet

Breguet se decidió por un reloj con remontaje automático que evitara el polvo y las posibles averías del movimiento. Recordon, por su parte, perfeccionó el guardatiempos automático al dedicarse más al sistema de transmisión del movimiento al rodaje del reloj que a la carga del resorte.



La relojería ha sido el producto de la curiosidad humana por medir lo intangible, el tiempo, preocupación esta que se tradujo en innumerables pruebas, errores, y definitivos avances que hoy en día vemos en la diversidad de piezas que utilizamos diariamente, y que además marcan el patrón por el que contamos el transcurso de nuestras vidas.

Fuente: CRONOS. Publicación Octubre 2001.

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