

La de Pascual Navarro es, tal vez, la obra de la generación del 45 más diversa y profunda en cuanto al uso de recursos propios del dibujo. Casi podría asegurarse que es el trabajo de un dibujante, no obstante, su resultado se apega de forma casi obediente al legado de Armando Reverón, cuya ejecución rápida y nerviosa, Navarro proyecta a una obra figurativa más intima, frecuentemente plasmada en el pequeño formato, a manera de apuntes y bocetos.

Tonos sombríos, preferencia por el uso del carboncillo, gouache y el pastel, que le facilitan los efectos logrados con mínimo esfuerzo, son recursos a los que acude el autor para hacer énfasis en el carácter expresionista de su obra. Luego, a partir de 1950, mientras vive en París, Navarro deriva en la abstracción geométrica, aunque este cambio, poco agrega a su obra inicial, una de las más sólidas de su generación.

"La dama del abanico"
Fuente consultada: Espacio y Tiempo del Dibujo en Venezuela. Calzadilla, Juan
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