“Fueron muchas las mujeres que quedaron marcadas para siempre por el carácter imprevisible, unas veces cruel otras tierno, del pintor. Pero ¿qué misterioso magnetismo hizo que tantas mujeres se volvieran locas por él, aceptaran su tiranía, sus cambios de humor, su desprecio e incluso su hostigamiento físico y mental? No hay una única respuesta para justificar que se dejaran humillar y denigrar de tal manera. ¿Eran masoquistas? ¿Estaban tan ciegamente enamoradas que hasta el desprecio lo entendían como una forma de amor? ¿La fama del pintor, el éxito en vida de Picasso motivó el que aceptaran este alto coste por estar al lado del genio?”
“Todas sus amantes o mujeres fueron objeto de su arte, de su búsqueda permanente, y a través de sus retratos podemos conocer los sentimientos que éstas le inspiraban, en qué estado de ánimo se encontraba, cuán feliz o desgraciado le hacían o se sentía él a su lado. Cuando la relación se iba deteriorando la imagen pictórica de la amante se desfiguraba, se transformaba, dejaban de ser dignas de ser miradas con asombro para ser vistas con estupor, cuando no con cierta sensación de dolor, de malestar atormentado y, por fin, de repugnancia. Pero ¿qué sucedía antes? ¿Qué se gastaba antes: la imagen en el lienzo o en la realidad?”
“A lo largo de su longeva vida conoció, se entusiasmó hasta el éxtasis y convivió con distintas mujeres. Si algo determina su existencia son precisamente las relaciones que mantuvo con ellas. Desde su madre, hasta la joven fotógrafa Dora Maar, pasando por una bailarina rusa, Olga Koklova, la poetisa Geneviève Laporte, la bella y perezosa Fernande Olivier o la mujer que vivió con él hasta el final de sus días, Jacqueline Roque. Todas ellas, hasta un total de trece, se imbrican en la existencia del artista y en su obra de forma irremediable. La historia del pintor malagueño, cuya supremacía es indiscutible, es la historia de todas estas mujeres que le acompañaron, en distintas etapas de su vida. Que le odiaron o le dieron hijos, le abofetearon o le adoraron como a un Dios. ¿Tenían algo en común estas mujeres? ¿Es cierto que cada mujer que conoció le afectó de tal manera que supuso un cambio de estilo en su pintura? ¿Llegó a amarlas?”
Texto de: Paula Izquierdo. 19/01/2004.
Marie Thérése Walter
Francoise Gilot
Dora Maar
Geneviéve Laporte
Fernande Olivier
Jacqueline Roque
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