Juan Gris (1887- 1927) tuvo una vida corta y nunca cambió de estilo, aunque progresivamente lo iluminó y lo aclaró. Vista esta constancia, se puede afirmar que Gris fue el cubista por excelencia.
Su obra, “Fantomas” con sus planos cambiantes y su ingeniosa celebración de periódicos, revistas y diversión, posee una alegría particular. Su estilizada sofisticación lo diferencia de sus colegas Braque y Picasso.
En 1906, el pintor madrileño se trasladó a París, donde colaboró con Picasso y Braque en el nacimiento del cubismo. En 1908 conoce a Daniel-Henry Kanhweiler, que se convierte en su marchante de confianza y su amigo, y en 1913 a Josette su futura mujer. Con el inicio de la I Guerra Mundial en 1914, el artista se traslada a Collioure, cerca de la frontera española. Allí encuentra a Matisse, con quien discute sobre cuestiones artísticas. Concretamente, Gris se dedica al cubismo sintético, del cual “El paquete de tabaco” es una de los primeros ejemplos. El artista superpone y rompe los planos jugando con las líneas y los contrastes de colores. Si el fondo está dominado por tonalidades más oscuras y opacas, la parte del primer plano donde se ven el vaso y el paquete de tabaco que identifica a la obra, se realza con tonos más claros.
Bodegón con persiana, 1914
En las pinturas inmediatamente posteriores, el pintor conferirá un mayor movimiento a las composiciones con el recursos de la técnica del collage.
No hay comentarios:
Publicar un comentario