Georges Braque (1882-1963) fue el único artista que colaboró con Picasso de igual a igual. Reconoció que eran como escaladores atados juntos, ambos empujando hacia arriba. A partir de 1907 trabajaron tan vinculados, explorando los planos y facetas del mismo objeto, que algunas de sus obras parecen casi idénticas. Aunque desarrollaron su propia autonomía como artistas, llevaron el cubismo a otro nivel más luminoso e interpretable.
Su descubrimiento conjunto fue notablemente breve comparado con el efecto que tuvo. Braque no sobresalió por esas primeras obras, aunque tampoco estaba por debajo del nivel de Picasso. Su pintura cubista sintética caracterizada por el uso de formas más decorativas, estarcido, collage y colores más luminosos tiene como exponente su trabajo “Bodegón: Le jour”, esta obra es moderada en color, prácticamente poco festiva y de alguna manera menos exuberante que la obra cubista de Picasso, aunque Braque se recrea en la originalidad de las formas y las texturas. Cuando pintó este cuadro, ambos artistas se habían separado hacía tiempo y sus diferencias innatas habían quedado claras.
Casas de L´Estaque, 1908. Óleo sobre lienzo
Este cuadro marca el paso de Braque del fauvismo, al que se había adherido durante unos años, al cubismo. además testimonia la deuda del artista con las descomposiciones y las simplificaciones que se advierten en los paisajes de Cézanne. Las casas se reducen a formas geométricas elementales, mientras que los árboles del primer plano pierden por completo su significado naturalista. Tanto Braque como Picasso, que durante esos años trabajaban en estrecho contacto, afirmaron que su interés no se dirigía a una representación fiel de la realidad, sino a su percepción intelectual, que crea no una simple mezcla visual, sino un vínculo espiritual más complejo.
Violín y paleta, 1910. Óleo sobre lienzo
En las pinturas del período analítico Braque sustituyó gradualmente los planos y volúmenes y descompone los objetos para presentarlos al espectador desde diferentes puntos de vista. Esta radical fragmentación de las formas dificulta la identificación de los objetos como sucede con esta obra en la que la paleta se haya en la parte superior de la tela y el violín en la inferior.
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