1919, tempera sobre lienzo de cáñamo. Museum der Bildenden Künste, Leipzig
Los personajes de Müller están dibujados con refinada delicadeza, líneas ágiles y una cuidada distribución de las luces. Además, la elección de los colores con los que el pintor reelabora en clave personal las enseñanzas de los expresionistas, contribuye a crear una atmósfera de una rara sensibilidad poética. El bosque al fondo indica sin lugar a dudas el deseo del artista de plasmar el vínculo espontáneo y sincero del hombre con la naturaleza. Los dos amantes que destacan en el primer plano parecen felices y despreocupados, como si el autor quisiera huir de las tensiones que Alemania vive producto de la Primera Guerra Mundial y ampararse en un mundo encantado donde el amor triunfa sobre todos los males.
Otto Müller nació en Liebau (hoy Lubawka, Polonia), Kreis Landeshut, Silesia alemana, fallecido en 1930. De padre alemán y una madre de etnia gitana "sinti". Entre 1890 y 1892 se formó como litógrafo en Görlitz y Breslau. Desde 1894 hasta 1896 estudió en la Academia de Bellas Artes de Dresde y siguió sus estudios en Múnich en 1898. Dejó la Academia de Bellas Artes de Múnich después de que Franz von Stuck lo considerara sin talento.
Müller fue uno de los pintores expresionistas alemanes más líricos. El tema central de sus obras es la unidad de los humanos y la naturaleza, mientras que sus pinturas se centran en una armoniosa simplificación de la forma, el color y los contornos. Se le conoce especialmente por sus típicas pinturas de desnudos y mujeres gitanas.
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