lunes, 28 de junio de 2010

Marc Chagall: Sentimientos hechos color y forma

Nació en Vitebsk, Bielorrusia siendo el mayor de nueve hermanos. Su nombre natal fue Moishe Shagal. (1887-1985). Chagall, llega a París, centro del arte, en 1914 sin un centavo en el bolsillo, al igual que otros de sus colegas. El pintor en su obra combinó sus fantasías con el color sensual y las nuevas técnicas adquiridas en su estancia francesa. Le gustaba manipular la realidad de una forma lúdica sin precedentes y de gran originalidad.
Bajo todos esos colores y formas se encuentra un profundo sentido religioso, vista la palabra en su acepción más amplia. Chagall pintaba sus sueños, imágenes que procedían de sus sentimientos, del corazón, y no de la mente. Con la particularidad de que su fantasía nunca es fantástica. Va más allá de la lógica de los deseos de felicidad de los seres humanos comunes.


"El Malabarista"

Su obra temprana se aprecia iluminada desde su interior por una fuerza psíquica que fluye de su origen y educación judía en Rusia. “El violinista” uno de sus cuadros más resaltantes es una figura mítica que celebra los nacimientos, las bodas y las muertes, pero soporta este peso de la comunidad en solitario, podría decirse casi alienado del resto. Puede notarse en la pintura el verde luminoso de su rostro y como levita mágicamente en el espacio, nada lo sostiene.


"El violinista"

La obra de Chagall se conecta con diferentes corrientes del arte moderno. Formó parte de las vanguardias parisinas que precedieron la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, su obra se queda siempre en los límites de estos movimientos y tendencias emergentes, incluyendo el cubismo y el fauvismo. Estuvo muy relacionado con la Escuela de París y sus exponentes, como Amedeo Modigliani.


"La Torre Eiffel"

En su trabajo abundan las referencias a su niñez, aun al precio de evitar las problemáticas experiencias que después vivió. Sus obras comunican la felicidad y el optimismo a aquellos que las observan mediante intensos y vívidos colores. Chagall gustaba de colocarse a sí mismo, a veces junto con su mujer, como observador del mundo, un mundo de colores visto a través de un vitral. Muchos consideran que La crucifixión blanca (y sus ricos e intrigantes detalles) es una denuncia del régimen de Stalin, del holocausto nazi y de toda la opresión contra los judíos.


"La Crucifixión Blanca"

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