miércoles, 24 de noviembre de 2010

La visión única de El Bosco

“Maestro de lo monstruoso…descubridor de lo inconsciente” Carl Gustav Jung sobre Hieronymus Bosch (El Bosco)

“La tentación de San Antonio” (Panel central). h. 1505.

La tentación de San Antonio

El extraordinario pintor Hieronymus Bosch (1450-1516) se aparta de las tradiciones flamencas predominantes en pintura. Su estilo único, de una libertad asombrosa, y su simbolismo inolvidablemente vívido, siguen sin igualarse. Maravilloso y terrorífico, expresa un intenso pesimismo y refleja las ansiedades de su tiempo, una época de cambios políticos y sociales.  Poco se conoce sobre El Bosco, cosa en cierto modo lógica, dado el carácter enigmático de su obra. Se sabe que adoptó el nombre de la ciudad holandesa de Hertogenbosch (cerca de Amberes), que perteneció a una comunidad religiosa ultraortodoxa denominada la Hermandad de María. Muchas de sus pinturas son religiosas y varias tratan el tema de la Pasión de Cristo.

Es especialmente famoso por sus obras fantásticas y llenas de demonios, una de las cuales es “La tentación de san Antonio”. El panel central de este tríptico ilustra la figura arrodillada de san Antonio atormentado por los demonios, entre los cuales se haya un hombre con un cardo por cabeza y un pez que es una góndola. Por muy extrañas y singulares que estas imágenes nos parezcan, muchas resultaban familiares para sus contemporáneos, pues se relacionan con proverbios flamencos y terminología religiosa. Lo que resulta extraordinario es que las criaturas imaginarias están pintadas con absoluta convicción, como si hubiesen existido de verdad. Imbuye cada extraña o extravagante creación con el mismo realismo obvio que los elementos naturalistas y humanos. Sus imágenes de pesadilla parecen poseer una inexplicable fuerza surrealista.

“El camino de la vida” (Panel central). h. 1500-1502.

El camino de la vida

Incluso una pintura más naturalista como es el caso de “El camino de la vida” contiene elementos siniestros. Aparte del perro que gruñe al anciano pobre y de los huesos y el cráneo del primer plano, se ve en el fondo a unos ladrones que atacan al viajero. A la altura de la cabeza del anciano, en la lejanía, se observa además una horca. Esta pintura se encuentra en la parte exterior de las alas del tríptico; en los tres paneles interiores El Bosco representa su trágica visión de la existencia humana, cada vez peor por el triunfo del pecado: A la izquierda aparece la expulsión del hombre del paraíso, en el centro la infinita variedad de los placeres humanos y a la derecha sus consecuencias: el exilio al infierno.

“El jardín de las delicias” Tríptico.

El jardín de las delicias

En su obra “La nave de los locos”, El Bosco imagina que toda la humanidad viaja por los mares del tiempo en una nave, una embarcación que la representa. Pero los integrantes son locos, es así como el pintor muestra la vida humana, comemos, bebemos, amamos, engañamos, hacemos tonterías, buscamos objetivos inalcanzables; mientras tanto el barco navega sin rumbo, sin conseguir llegar a puerto.

“La nave de los locos” h. 1490 - 1500

la-nave-de-los-locos

Otra de las tablas pintadas por Bosch se titula “La muerte del avaro”, esta advierte a aquellos que se hallan aferrado a los placeres de la vida sin la suficiente indiferencia y no están preparados para morir. ¿Quién puede sentirse indiferente ante esta fábula?, en un formato largo y concentrado sitúa El Bosco el doloroso escenario.

“La muerte del avaro” h. 1485/1490

La muerte del avaro

El moribundo desnudo ha sido un hombre con poder: a los pies de la cama, ahora separada por una pequeña pared, yace su armadura. Ha conseguido sus riquezas en el combate; el enfermo ha luchado por sus bienes y los ha almacenado a su alrededor. Aparece dos veces; la segunda sano, sobriamente vestido porque acumula su oro, lleno de satisfacción cuando añade otra moneda. Los demonios están al acecho, la muerte asoma su cabeza por la puerta (puede notarse la sorpresa del enfermo, la muerte nunca se espera), y la batalla final comienza, una batalla que libra ya sin su armadura. Detrás de él hay un ángel rogando. Delante, ofreciéndole oro, un demonio. Sobre la cama expectante e interesado mira otro demonio. El final de la historia queda abierto.

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