Caducidad
Del árbol de mi vida
se desprende hoja tras hoja.
¡Oh, mundo de delirios,
cómo nos sacias,
cómo nos sacias y fatigas,
cómo nos embriagas!
Lo que hoy aun florece,
pronto se marchita,
pronto sonará el viento
sobre mi tumba parda,
sobre el niño pequeño
se inclina la madre.
Quiero ver sus ojos de nuevo,
su mirada es mi estrella,
todo lo demás puede dispersarse,
todo muere, todo muere gustoso.
Sólo permanece la Madre eterna
de quien procedemos,
sus dedos escriben juguetones
nuestro nombre en el aire efímero.Hermann Hesse
Gracias ANTONIO...la poesía de Hesse es tan emotiva y cargada de belleza que nunca pasará de moda.
ResponderEliminarPermanecerá como una huella que nos recordará el sufrimiento humano tan unido a la vida.