viernes, 4 de junio de 2010

EGIPTO: ORFEBRERIA FASCINANTE


La joyería tuvo un papel de primera línea en la vida diaria y costumbres funerarias de los egipcios. Los faraones, familiares, sacerdotes, nobles y todos aquellos que podían permitírselo, adornaban su cuerpo con joyas que dada su importancia estaban solamente al alcance de una minoría y constituían un símbolo de su elevado estatus social.
Peno no solamente su uso era meramente estético o signo de encumbrada posición, también se les atribuían poderes mágicos y religiosos, en algunos casos eran consideradas talismanes, amuletos protectores en la vida presente como en el más allá.
Los egipcios crearon gran variedad de piezas, con las que se adornaban de pies a cabeza: pulseras, brazaletes, anillos, collares, pectorales, cinturones, tobilleras, diademas, coronas y pendientes, así como objetos utilitarios elaborados con metales y piedras preciosas. Los hallazgos arqueológicos han demostrado que las joyas fueron utilizadas sin distingo por hombres y mujeres. Ambos géneros apreciaban en igual medida los metales nobles, especialmente el oro y las piedras preciosas y semipreciosas por los que se vestían literalmente con ellas.



Muchas piezas se elaboraron en plata electro (aleación de oro y plata), cobre y bronce, casi siempre complementadas con piedras preciosas o semipreciosas, tales como cuarzo, turquesa, lapislázuli, cornalina, gemas, alabastro y amatista, y con vidrios coloreados. Pero en su gran mayoría se fabricaron con oro puro. Este era el metal más apreciado por ellos, al que le atribuían significancia divina, en inscripciones encontradas se dice “El oro es la carne de los dioses…”
La importación de metales preciosos permitió el desarrollo de la orfebrería de forma importante, surgieron talleres en las principales ciudades, Menfis, Coptos, Tebas y Alejandría. Dichos talleres contaban con el apoyo del Estado, el cual introdujo una variedad de oficios y rangos en esta industria: jefes de talleres, jefes de artesanos, jefes de orfebres, cinceladores, grabadores y sopladores entre otros.



A partir del imperio medio comienzan a utilizarse técnicas como el granulado para el manejo del metal, oro y plata particularmente, que mediante soldadura se adhieren a las piezas de joyería. La técnica del tabicado también conocida como cloisonné se considera de los mayores logros del arte egipcio. Consistía en dividir la pieza en pequeñas celdillas por medio de una serie de finas láminas de metal fijadas al objeto mediante fundición que luego eran rellenadas con diminutas piezas de pasta vítrea o piedras semipreciosas como jaspe, lapislázuli, gemas, malaquita, etc.
La mayoría de estas joyas, especialmente los grandes y pesados collares formados por aros de oro, se utilizaron como obsequios de los reyes a nobles y jefes militares como recompensa por sus logros y servicios.



Las joyas egipcias no eran solamente adornos, también tenían utilidad y concepto religioso, de protección. Adoptaban las formas de los diversos dioses como Ptah, la diosa leona Sekhmet, el ureo (la cobra protectora de la realeza) y otros dioses como Anubis e Isis. También se representaban símbolos como el ojo de udyat de Horus, el nudo tiet de Isis o el pilar djed de Osiris. Igualmente joyas zoomorfas con figuras de toros, gacelas patos, perros, moscas, etc, y con motivos vegetales: papiros, flores (Loto particularmente) o frutas.



Se creía que las piedras preciosas o semipreciosas, como el lapislázuli y la turquesa, bajo la protección del dios Hathor, brindaban a su portador alegría y felicidad. La función protectora de estas joyas superaba la vida terrenal, ya que existía la firme creencia de que mantenían a los difuntos protegidos de cualquier peligro a la vez que les otorgaban fuerza y vigor para la “otra vida”; el oro y la plata, como metales nobles conservaban el cuerpo para la eternidad.

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