miércoles, 19 de mayo de 2010
MARIA CALLAS, LA DIVINA
Uno de los gustos que con el tiempo y la guía de personas muy cercanas llegue a desarrollar fue el de la Opera, al principio, era algo lejano, aunque no totalmente desconocido. Luego de la inauguración del Teatro Teresa Carreño en Caracas la ciudad dispuso de un espacio moderno y versátil para la representación en la Sala Ríos Reyna de espectáculos tan complejos como lo es este género musical. Fue efectivamente en ese tiempo, al comenzar las temporadas que las presencié. En tal momento, quede prendado del proceso complejo que significa ver en escena toda una historia desarrollarse mediante la intervención de orquesta, cantantes-actores, escenografía, creación en su conjunto. Dramáticas o cómicas, todas ellas tienen un encanto particular, pues son producto del ingenio creador en su origen para luego pasar a sus intérpretes, quienes le dan vida cuando las ejecutan.
La afición una vez instaurada, te hace buscar y desear tener tan especiales obras a tu disposición, ahí comienza el coleccionismo, a veces por autores: Verdi, Pucini, Bizet, Rossini, Mozart, entre otros grandes compositores que dedicaron su creatividad a este género, como también por interpretes que han llamado tu atención, es aquí donde se explica el motivo de la presente entrada, al escribir estas líneas no puedo precisar con exactitud cuando la escuche por primera vez, intuyo que mi vínculo con María Callas nace en una de esas expediciones para comprar música donde vi aquel álbum con ese rostro de ojos impactantes “Callas La Legenda” . No pude resistirme a comprarlo, desde ahí me cautivó, en ese instante comenzó un idilio musical que hasta la fecha perdura. Claro que no es la única, pero es definitivamente muy especial. La sensación que se experimenta al escucharla en mi caso es un placer, y una alegría.
Biografía:
María Callas, cuyo verdadero nombre era Cecilia Sophia Anna Maria Kalogeropoulou, nació en la ciudad de Nueva York el 2 de Diciembre de 1923 como hija de unos emigrantes griegos. Debido a las dificultades económicas de su familia, se volvió a Grecia con su madre en 1937. Se inscribió en el Conservatorio de Atenas estudiando con Elvira da Hidalgo, una renombrada soprano además de una excelente profesora.
María Callas hizo su debut en 1941 con la obra Tosca de Puccini en la Ópera de Atenas, un papel que interpretaría en numerosas ocasiones, y con el cual inició su despedida un cuarto de siglo después. Estuvo cantando en Atenas durante varios años antes de realizar su debut italiano con La Gioconda de Ponchielli en Verona en el año 1947. Esta producción de La Gioconda estuvo dirigida por Tullio Serafin, quien se convirtió en su mentor musical.
En los primeros días de su carrera, Maria Callas representó una gran variedad del repertorio, incluyendo papeles fuertes como Isolda en la ópera wagneriana Tristan und Isolde, pero enseguida olvidó estos papeles para concentrarse en las óperas italianas, particularmente en el bel canto con obras de Rossini, Bellini, Donizetti y el primer Verdi.
En 1949, Maria Callas conoció a Giovanni Meneghini con el que se casó. Giovanni Meneghini junto a Tullio Serafin guiaron su carrera. Estuvieron diez años casados.
Hizo su debut en La Scala de Milán en 1950 con la representación de Aida. Su primera aparición en Nueva York fue en 1956 representando la ópera de Bellini Norma, un papel que se convirtió en su especialidad.
Maria Callas estuvo siempre muy interesada en revitalizar aquellas óperas que habían sido olvidadas, representando obras olvidadas de Cherubini, Gluck, Haydn y Spontini. Trabajó con algunos de los más importantes directores de escena y orquesta del momento, destacando Luchino Visconti, Leonard Bernstein, Carlo Maria Giulini y Herbert von Karajan. También desarrolló una gran relación musical con gran cantidad de cantantes, principalmente con el tenor Giuseppe di Stefano y el barítono Tito Gobbi, apareciendo con mucha frecuencia en escena y en grabaciones. Maria Callas era extremadamente autocrítica y temperamental por lo que tenía frecuentes altercados con empresarios y directores de los teatros.
María Callas y Aristóteles Onassis
En 1959, Maria Callas conoció al naviero griego Aristóteles Onassis, abandonando a su marido Giovanni Meneghini. Tuvo un breve retiro durante esta relación pero cuando volvió de nuevo a escena, su voz evidenciaba signos de decaimiento. En 1965, realizó su última representación operística con Tosca en el Covent Garden de Londres. En ese momento tenía 41 años. Tres años más tarde, Aristóteles Onassis dejó a Maria Callas por Jacqueline Kennedy.
Durante la última década de su vida, vivió prácticamente recluida en París. Realizó pequeñas apariciones con di Stefano e impartió una serie de clases maestras en el Juilliard School de Nueva York entre los años 1971 y 1972. Murió en París el 16 de Septiembre de 1977. La causa de su muerte nunca estuvo totalmente determinada.
Fuente: http://mariacallas.org/
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