La imagen del Fénix, ave legendaria ha simbolizado para antiguas culturas y hasta nuestros días el eterno ciclo de vida-muerte-resurrección, el cual trasciende a la inmortalidad. El significado de su mitología fue asimilado por importantes religiones e inspirado partituras, danzas y hasta aparece como referente en películas tan contemporáneas como Harry Potter, dónde la mítica ave nombra a la orden de magos que representan la defensa contra el mal.
Se le conoce inicialmente como un ave con figura de garza muy importante en la simbología, muy difundida como esencia del complejo de ideas de inmortalidad y resurrección. Su nombre se remonta a la palabra griega que designa el color rojo del fuego, en relación con la leyenda de su resurrección de la llama purificadora. Su origen en la sagrada ave benu (behnu) de los egipcios, una garza de color ceniza que fue la primera criatura que se posó en la colina primigenia que se originó del cieno y personificaba al dios Sol. En Heliópolis se la veneraba y se decía que solo aparecería cada 500 años. Mitógrafos antiguos ampliaron el relato con motivos nuevos. El Fénix, se decía, solamente se nutre de rocío, luego vuela hacia lejana tierras donde recolecta hierbas aromáticas que amontona sobre el altar de Heliópolis, las enciende y muere quemada, reducida a ceniza. Pero tres días después resurge a una nueva vida. Ciertos mitos le atribuyen un plumaje dorado o multicolor.
En la Roma de la antigüedad, el Fénix se convierte en el símbolo de la fuerza vital continuamente renovada del imperio, y en ese sentido fue representada en monedas y mosaicos. Consecuentemente, los padres de la Iglesia consideraron esta ave un tipo simbólico del alma inmortal y de la resurrección de Cristo tras el reposo de tres días en el sepulcro. La iconografía cristiana suele representar al ave como el equivalente a un pelícano.
En el simbolismo alquímico el Fénix representa la destrucción y nueva formación de la materia prima en continua transformación en el camino hacia la piedra filosofal. En la iconografía de la antigua China se corresponde con el ave fabulosa Feng-huang, en la que se unen las dos cualidades primarias, yin y yang, como un todo a pesar de la dualidad. Con ello también es un poderoso símbolo de la comunidad matrimonial.
Las leyendas judaicas llaman al Fénix "Milcham" y su inmortalidad se explica de la siguiente forma: Cuando la primera madre Eva se declaró culpable por haber comido del árbol prohibido, se adueñó de ella la envidia al ver que las otras criaturas no tenían pecado y sedujo a los animales para que también ellos comieran del "fruto prohibido". Solamente el ave Milcham no quiso escucharla y en recompensa por ello el ángel de la muerte recibió el mandato divino de que el ave obediente no sufriera la muerte. Milcham recibió una ciudad fortificada en la que viviría cada mil años sin ser molestado. "Mil años son los años de su vida, y cuando han transcurrido, sale de su nido un fuego y quema a las aves. Solamente queda un huevo, pero éste se convierte en un polluelo, y el ave sigue viviendo. Otros dicen que cuando cumple los mil años su cuerpo se encoje y sus ala pierden las plumas, de suerte que vuelve a ser un polluelo. Entonces su plumaje se renueva y el ave remonta el vuelo como una águila y jamás se ve asaltada por la muerte.
Fuente: Diccionario de símbolos. Hans Biedermann